El espejo perdido. Judíos y conversos en la edad media l Recursos para la visita

LA CONSTRUCCIÓN DEL OTRO EN 12 OBRAS

La cadena de oro

La cadena de oro sujeta a la pierna de Zacarías es sostenida por otro religioso, encargado de extraer su cuerpo del sanctasanctórum, si moría durante el ritual sagrado. El detalle curioso revela que el conocimiento de los cristianos sobre las costumbres judías fue tan notable que posibilitó la representación de una tradición esotérica inspirada en el Zohar, el libro fundacional de la cábala. Las imágenes extraídas del mundo judío que encontramos en el arte cristiano reflejan realidades de intimidad e intercambio entre ambas comunidades.

Circuncisión: la ablación del prepucio 

La arquitectura gótica del templo, el sumo sacerdote ataviado con una indumentaria episcopal y la presencia de un altar transforman la circuncisión de Jesús en el templo de Jerusalén en una ceremonia litúrgica católica. Se reinterpreta así uno de los rituales básicos judíos —la ablación del prepucio— con el objetivo de desnudarlos del sentido original y otorgarles una nueva lectura cristiana. Las imágenes ponen de relieve que, para los cristianos, ningún adversario religioso era más familiar, y, por eso mismo, más difícil de ignorar, que los judíos.

 

La mujer del vestido amarillo 

El uso de rasgos visuales segregadores y negativos para evocar la ceguera de los judíos al no reconocer al Mesías contribuyó a acentuar su estigmatización. Un ejemplo paradigmático es la personificación de la sinagoga como una decrépita anciana cegada, con el estandarte rasgado. El amarillo de la banderola y el vestido es un signo negativo: desde el siglo xiii, este color se relacionó con la mentira y la traición. De ahí, su asociación con Judas y, con una obvia voluntad infamante, con el judaísmo y la sinagoga.

 

Hostias sangrientas 

A partir del siglo xiii se difundieron numerosos libelos que acusaban a los judíos de profanar la hostia. Al margen de los detalles particulares de cada incriminación, todos presentan un rasgo común: los judíos agreden una hostia consagrada que milagrosamente empieza a sangrar. Las representaciones de hostias sangrientas fueron un medio eficaz para divulgar un concepto teológico tan complejo y polémico como era la presencia real de Cristo en la hostia consagrada en la misa. El terrible reverso fue la creciente estigmatización del pueblo judío.

 

Caricaturas

Desde el siglo XIII muchas imágenes de los judíos reproducen un estereotipo determinado por unos rasgos faciales exagerados, como la nariz y los ojos desmedidos o la barba descuidada. Este recurso iconográfico se basa en ideas del mundo antiguo que equiparaban la diversidad física con lo exótico y monstruoso. Lo cierto es que las deformaciones somáticas son interpretadas como una expresión de la inferioridad moral, y dan vida a individuos extraños, inferiores, incluso peligrosos. En definitiva, se construye con ellas el paradigma del otro.

 

 

Deicidas 

La gestualidad histriónica, las indumentarias segregadoras y las caras deformadas y vociferantes caracterizan a los judíos que piden la ejecución de Cristo. Con la acentuación de la maldad de los judíos, se buscó aumentar el sentimiento de conmiseración y dolor de los fieles cristianos frente al sufrimiento de Cristo.

 

Predicar con la imagen y el gesto 

San Vicente Ferrer predica el cristianismo con una tablilla pintada con el juicio final a un grupo donde hay unos judíos tocados con unos sombreros puntiagudos y exóticos. Este colectivo es también el auditorio de san Juan Bautista, que se representa haciendo el gesto de predicar con los dedos. Las conversiones forzadas posteriores a 1391 fueron paralelas a una intensa política de evangelización de los colectivos judíos que permanecerán en el territorio peninsular.

 

Iconos para salvar 

La presión sobre los conversos —cristianos descendientes de judíos— y las acusaciones cada vez más habituales de judaizar hicieron que las imágenes religiosas se convirtieran en auténticos certificados de identidad cristiana. Este icono radicalmente tradicional concebido por Antoniazzo Romano sirvió para expresar el arraigo a la fe cristiana del converso Juan López y, así, alejar las sospechas de judaización que sufrió.

 

El sexo de Cristo 

Este Cristo de la Piedad ortodoxo (cáliz, heridas) presenta algunos rasgos que subrayan su origen judío. Uno es la inscripción en hebreo. Otro más sorprendente es la evocación de su condición humana mediante una explícita representación del sexo, que además podemos vislumbrar que está circuncidado. Pocos conversos siguieron manteniendo creencias propias del judaísmo. Otra cosa es que en algunas imágenes se preservara una mirada cristiana con efluvios judíos.

 

El zorro

La efigie de santo Domingo presenta dos rasgos inusuales en su iconografía: la inscripción “inquisidor ” en el nimbo y la acción de herir a un zorro, metáfora de los herejes. Con estos dos detalles, Berruguete, inspirado por Torquemada, transformó al santo en un símbolo de la Inquisición española, encargada de luchar contra los supuestos falsos conversos o criptojudíos.


 [Jt1]No seria “inquisidor”?

 

Sambenitos 

Los sambenitos eran rótulos que la Inquisición ordenó colgar perennemente en las iglesias con el nombre, la pena y el castigo de los conversos condenados a autos de fe. De ahí procede la expresión “te han colgado un sambenito”. Presidido por una cabeza de lobo con una boca abierta de la que sale fuego —símbolo de la herejía—, este sambenito pertenece al maestro Juan, cirujano, quemado en 1490 acusado de ser un “hereje apóstata judaizante”.

 

Alboraique (el retrato oculto) 

La imagen presenta un monstruoso híbrido con cuerpo de burro, cara de caballo, ojos de hombre, orejas de galgo, cola de serpiente y una mezcla de pies de varios seres (hombre, equino, león y águila). Desde la óptica de los viejos cristianos, la hibridez corporal era una metáfora de la naturaleza judaizante del converso. Nos encontramos ante un icono de la perfidia conversa y de su sangre impura. Escrito para difamar a los conversos, este panfleto anónimo tuvo una gran difusión en Castilla desde finales del siglo xv.

 

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