Antijudaísmo e imágenes mediáticas
A partir de finales del siglo XIII, en el contexto de una violencia sistémica contra los judíos, se desarrolló una variada iconografía antijudía. En ella encontramos desde retratos concebidos a partir de caricaturizaciones y signos denotativos (indumentarias y rodelas) hasta escenas que presentan a los judíos como enemigos de la fe cristiana. Como en el resto del Occidente europeo, además de expresar intolerancia y prejuicios, a menudo la promoción de estas imágenes infamantes obedece a estrategias de afirmación de la identidad cristiana. Solo hay que fijarse en las escenas con actos de profanación de imágenes de culto y de la hostia o en los ciclos de la Pasión. Desde un punto de vista cristiano, muchas de estas representaciones fueron consideradas un eficaz medio para ratificar creencias que habían despertado una viva controversia en el seno de la Iglesia, como el culto a las imágenes y a la Eucaristía, o para difundir devociones de carácter cristocéntrico. La deformada imagen del judío como profanador y deicida fue un reflejo del espejo cristiano; una manifestación de las creencias, miedos y ansiedades de los fieles de la Iglesia romana.
Milagros eucarísticos
La coincidencia de un creciente clima antijudío con el desarrollo del culto a la Eucaristía –en auge desde la institución de la fiesta del Corpus Christi en 1264– propició la aparición de numerosos libelos que acusaban a los judíos de profanar la hostia. Al margen de los detalles particulares de cada incriminación, todas ellas presentan un rasgo común: los judíos agreden una sagrada forma que milagrosamente comienza a sangrar. Como sucedió con los debates sobre las imágenes, las representaciones de hostias sangrantes fueron un medio eficaz para divulgar un concepto teológico tan complejo y polémico como el de la presencia real de Cristo en la hostia consagrada durante la misa. El reverso fue la creciente estigmatización del pueblo judío
Guillem Seguer (?), Retablo del Corpus Christi de Vallbona de les Monges, h. 1335-45.
Temple, relieves de estuco, dorado con pan de oro y hoja metálica corlada sobre tabla, 108,8 x 222 cm
Barcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya, MNAC 9920
En la Pasión
En la literatura medieval contra los judíos, el atenuante esgrimido por san Agustín sobre la ignorancia de los judíos durante la Pasión de Cristo –según el santo, no veían en él al hijo de Dios– fue progresivamente dando paso a la idea de que habían actuado con plena consciencia y de que, por tanto, eran culpables de un auténtico deicidio. Tan terrible acusación tuvo eco en textos e imágenes realizadas en el marco de diferentes movimientos devocionales bajomedievales que propugnaban una aproximación empática a la Pasión de Cristo. El recurso era simple: con la acentuación de la maldad de los judíos se buscaba aumentar el sentimiento de conmiseración y dolor de los fieles cristianos ante el sufrimiento de Cristo. La intensidad de las imágenes fue fluctuante, y abarcó un espectro que transita desde lo estrictamente incriminatorio al antijudaísmo más descarnado.
Alonso de Sedano, Ecce Homo, h. 1495-96.
Óleo sobre tabla, 141 x 148 cm
Burgos, Museo Diocesano de la Catedral de Burgos. Foto Imagen M.A.S
Caricaturas
Los libros notariales cristianos conocidos como libri iudeorum registran las transacciones financieras de los judíos en Cataluña, en especial sus préstamos. Muchos de ellos incluyen caricaturas de judíos que reproducen un estereotipo repetido desde el siglo XIII, determinado por unos rasgos faciales exagerados, como la nariz y los ojos desmesurados o la barba descuidada. El recurso iconográfico se basa en ideas del mundo antiguo que equiparaban la diversidad física con lo exótico y lo monstruoso. Lo cierto es que las deformaciones fisonómicas hay que interpretarlas como una forma de expresar una supuesta inferioridad moral y dan vida a individuos extraños, incluso amenazantes. En definitiva, con ellas se construye el paradigma del Otro.
Caricatura de Salomó Vidal en la cubierta de un liber iudeorum, 1334-40.
Tinta sobre pergamino, 310 x 205 mm
Vic, Arxiu i Biblioteca Episcopal de Vic, Cúria Fumada, ABEV, ACF-4603
El poder de las imágenes
En el siglo XIII, las historias de iconos, crucifijos y estatuas de la Virgen que cobran vida sirvieron a la Iglesia para legitimar el culto de las imágenes frente a quienes consideraban que era una práctica idolátrica. En este contexto, la imaginación cristiana convirtió a los judíos en protagonistas de violentas profanaciones que ponían de relieve la naturaleza milagrosa de las imágenes. Entre ellas se cuentan historias inspiradas en narraciones procedentes de Bizancio o incluidas en elencos europeos que reflejan muchos de los mitos contra los judíos, desde su asociación con el diablo hasta las acusaciones de profanación de imágenes y de crímenes rituales.
Juan de la Abadía el Viejo, Profanación del Cristo de Beirut, h. 1500.
Óleo sobre tabla, 83,6 x 69,8 cm
Nueva Orleans, The New Orleans Museum of Art, Bequest of Mr. Lynn Dinkins, 38.3