Pájaro de desván

Pájaro de desván
Pájaro de desván
“Como somos seres de carne y hueso y la existencia tiene una materialidad y un peso, nuestra vida siempre se ve desbordada por la de los demás. Hagamos lo que hagamos, nos relacionamos con ellos. Cuando construimos autopistas o aeropuertos modificamos el paisaje legado por nuestros antepasados para facilitar nuestros viajes y comercios. Nuestras actividades también repercuten en los animales y algunas los implican directamente, como la ganadería, la pesca, la caza, el comercio de animales salvajes, la agricultura, la construcción de edificios y embalses, la deforestación y la expansión de las ciudades. En este sentido nuestra política es siempre una zoopolítica (...)
La zoopolítica, o comunidad mixta que formamos con los animales, es una comunidad de hecho. También es una comunidad política, ya que a menudo nuestros intereses chocan con los de los animales y hay conflictos por el uso de los recursos (...) La explotación de los animales plantea un problema de justicia, porque supone que los intereses de los animales están subordinados a los de los humanos (...)
Nosotros no podemos ser representantes políticos de los animales. Porque la representación política implica que el representado pueda revocar al representante (...) Los animales no son nuestros conciudadanos, porque no se consideran a sí mismos miembros de nuestra comunidad política (...) Solo los humanos pueden ser plenamente ciudadanos, sean cuales sean su capacidad de expresar su voluntad y su participación en las decisiones colectivas. Los animales son sujetos políticos porque tienen intereses y preferencias individuales y son capaces de comunicarlos, aunque por lo general sus condiciones de vida no les permiten hacerlo. Esta agentividad será el punto de partida de las negociaciones que deberán entablar los humanos para establecer reglas equitativas de coexistencia entre humanos y no humanos (...)
La justicia no requiere que todos los sujetos estén en una situación de simetría y reciprocidad derivada de su igualdad de poder o de aptitud. Desde que la cuestión de la ciudadanía de las personas en situación de dependencia o vulnerabilidad ha transformado la estructura del liberalismo político la simetría ya no es una de las condiciones de la justicia (...) La politización de la cuestión animal se vale de esta aportación, lo cual no significa que haya que confundir la condición de los animales con la de las personas en situación de dependencia (...) Este argumento sirve para denunciar el hecho de que demos importancia a la razón y al lenguaje articulado, convirtiéndolos en criterios morales y jurídicos, cuando hacemos experimentos con monos que no impondríamos jamás a bebés anencefálicos o a personas con graves daños cerebrales, pese a tener unas capacidades cognitivas menos desarrolladas que los animales utilizados en laboratorios.
Solo puede haber justicia con los animales y las personas en situación de vulnerabilidad porque los humanos así lo deciden y renuncian a la idea de una justicia basada en el quid pro quo o en criterios especistas (...) Politizar la cuestión animal implica organizar la coexistencia entre humanos y no humanos de tal forma que los intereses de estos queden incluidos en la definición del bien común (...) Pero entre ambos existe una asimetría insuperable, y eso agrava nuestra responsabilidad a la hora de dictar leyes que no sirvan solo para los humanos”.
PELLUCHON, Corine. Manifiesto animalista. Politizar la causa animal
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Obra: Pájaro de desván. Lluís Masriera, 1898. Óleo sobre lienzo.