¿Qué nos subleva? Son una serie de fuerzas: psíquicas, corporales, sociales. Con ellas transformamos lo inmóvil en movimiento, el abatimiento en energía, la sumisión en revuelta, la renuncia en alegría expansiva. Las insurrecciones se suceden como gestos: los brazos se levantan, los corazones palpitan más fuerte, los cuerpos se despliegan, las bocas se liberan. Las insurrecciones no llegan nunca sin pensamientos, que a menudo se convierten en frases: la gente reflexiona, se expresa, discute, canta, garabatea un mensaje, fabrica un cartel, distribuye una octavilla, escribe un libro de resistencia.
Son formas gracias a las cuales todo esto podrá aparecer, hacerse visible en el espacio público. Se trata, pues, de imágenes; a ellas está dedicada esta exposición. Imágenes de todos los tiempos, desde Goya hasta hoy, y de todo tipo: pinturas, dibujos o esculturas, películas o fotografías, vídeos, instalaciones, documentos… Dialogan más allá de las diferentes épocas. Se presentan en un relato donde se suceden elementos desencadenados, cuando la energía del rechazo se apodera del espacio entero; gestos intensos, cuando los cuerpos saben decir «¡no!»; palabras exclamadas, cuando la palabra presenta denuncia ante el tribunal de la historia; conflictos enardecidos, cuando se levantan las barricadas y la violencia se vuelve inevitable; finalmente, existen deseos indestructibles, cuando la potencia de las insurrecciones consigue sobrevivir más allá de su represión o de su desaparición.
Cada vez que se levante un muro, habrá siempre «insurrectos» para «saltarlo», es decir, para atravesar las fronteras. Aunque solo sea imaginando. Como si inventar imágenes contribuyera –unas veces modestamente, otras poderosamente– a reinventar nuestras esperanzas políticas.
Georges Didi-Huberman
Comisario de la exposición