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Historias metálicas - Índice
Dossier de prensa - pdf 1,25 Mb
Esta exposición se propone evocar la actividad medallística que se desarrolló en Europa a lo largo de los siglos XVII al XIX, con la eclosión de las llamadas «historias metálicas». Inicialmente, se trataba de series de medallas que conmemoraban los principales acontecimientos de un reinado, como puede ser el de Luis XIV de Francia, Federico el Grande de Prusia o Napoleón. Su preparación comportaba el trabajo en equipo de eruditos, artistas y técnicos bajo la atenta mirada del soberano, para el que cada medalla era una secuencia de su vida y en la que se sucedían acontecimientos familiares, éxitos diplomáticos, victorias militares y construcciones de edificios públicos.
En las más destacadas –como la de Luis XIV– se publicaron, además, volúmenes ilustrados con grabados de las piezas acompañados por las oportunas explicaciones. El gobernante se aseguraba de marcar, tanto frente a sus coetáneos como para la posteridad, los hitos que consideraba que magnificaban la historia de su reinado. El éxito de la fórmula avivó la rivalidad entre los monarcas y, en este sentido, la aparición de auténticas guerras metálicas como las que enfrentaron a Guillermo de Orange o al archiduque Carlos con el rey Sol. Posteriormente, la pasión por el coleccionismo acabó de propiciar que editores particulares emprendieran series metálicas de diferentes temas o personajes históricos para atender así a una demanda creciente.
Catálogo de la exposición Historias metálicas. Arte y poder en la medalla europea
Las élites de la Europa moderna, fascinadas por la Antigüedad, hallaron en la reducida superficie metálica de la medalla un sitio ideal para emular la Roma clásica, redescubierta intacta a través de las monedas. La acuñación de series de medallas ex novo o la ordenación facticia de las preexistentes, gracias al coleccionismo y a la imprenta, abrió paso a las llamadas historias metálicas en las que las medallas eran las protagonistas absolutas del relato histórico.
Los gobernantes fueron conscientes del potencial que les ofrecía la medalla para difundir los hechos que querían que fuesen recordados. En este contexto los medallistas elaboraron un lenguaje que tomó prestados muchos elementos de la moneda antigua, especialmente romana, y que llegaron a ser inherentes al nuevo arte, pero también exploraron e innovaron formas expresivas nuevas.
Las historias y galerías metálicas, acuñadas en series de medallas o impresas en papel, llegaron a ser un fenómeno de larga continuidad que alcanzó incluir la medalla conmemorativa en un discurso o relato histórico. Inicialmente, se trataba de colecciones facticias de medallas que aportaban por si mismas el discurso de una explicación y que eran recogidas en libros ilustrados con grabados. Finalmente, aparecieron las series propiamente dichas de medallas que constituían una secuencia de las piezas y que, a menudo, también acabaron por ser recopiladas en libros ilustrados.