Togores forma parte de la generación de jóvenes artistas que alrededor de 1917 reivindicaron un espacio de libertad y modernidad para el arte catalán, entonces dominado por las estrictas directrices clasicistas del noucentisme. Después de una breve estancia en París entre 1913 y 1914, en 1919 decide instalarse en la capital francesa. Desde 1921 y durante once años, cuenta con el decidido apoyo del principal marchante de los cubistas, Daniel-Henry Kahnweiler. Gracias a él, las obras de Togores son conocidas en toda Europa. Printania es un ejemplo de la calidad de las obras de esta época, centradas en la figura humana, que con su figuración depurada se acercan al crudo realismo de la Nueva Objetividad.