Con una instalación multimedia desplegada en dos partes, Nora Ancarola culmina un proceso de investigación sobre la estructura del Museo y la reforma arquitectónica realizada por Gae Aulenti entre los años 1985 y 2004. Su propuesta nos permite acceder a las entrañas secretas de la construcción y consolidación del edificio. La artista ha filmado a unos personajes que transitan e interactúan en los misteriosos fundamentos del edificio como agentes del equilibrio, de la contención y del juego. Con este ejercicio de transparencia, muestra que el museo es un gran dispositivo de presentación, un display, que ordena nuestra experiencia del arte.

 

Ancarola entiende la arquitectura del Museo como un archivo que acumula estratos y capas que remiten a su funcionamiento, sus jerarquías y su historia. Así, cuestiona la división entre lo visible y lo invisible, entre el espacio museográfico dedicado al arte, los espacios expuestos y los espacios supuestamente solo funcionales, que a menudo están escondidos. Un fenaquistoscopio, primitiva máquina óptica antecesora del cine, evoca la idea de una visión dinámica ilusionista, donde el movimiento, como el de los equilibristas, es el que nos permite mirar, descubrir el enigma.