Obras comentadas: Escenografías de la Inquisición
49 - Asedio a la Fortaleza de la Fe, en Alonso de Espina, Fortalitium fidei
h. 1464. Pergamino iluminado
La imagen de presentación del manuscrito resume su contenido: una gran fortaleza -alegoría de la fe cristiana- presidida por Cristo Varón de Dolores es defendida por ángeles y clérigos del asalto de cuatro ejércitos enemigos. Los judíos, en el margen derecho, aparecen con rodelas rojas, lastrados con pesadas cadenas y cegados con vendas que revelan su imposibilidad de interpretar correctamente las Escrituras. La agobiante y violenta composición traduce el imaginario de los cristianos más ortodoxos, contrarios a cualquier política de tolerancia religiosa.
Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, Biblioteca y Archivo Capitular, El Burgo de Osma (Sòria)
50 - Pedro Berruguete (act. en Castilla)
Retablo de Santo Domingo
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Para la elaboración de los ciclos de imágenes incluidos en los retablos del convento de Santo Tomás de Ávila, Tomás de Torquemada puso a disposición de Pedro Berruguete un manuscrito iluminado con leyendas de santos dominicos. Este sería el punto de partida de unos conjuntos pictóricos en los que, por indicación del autoritario fraile, se introdujeron diferentes modificaciones iconográficas concebidas para evocar la misión inquisitorial de la orden y su lucha contra los falsos conversos o criptojudíos.
51 - Pedro Berruguete
Santo Domingo resucita a un joven
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
La curación milagrosa de Napoleón Orsini, muerto tras caerse del caballo, empareja a santo Domingo con Jesús y su resurrección de Lázaro. La acción sobrenatural se desencadena mediante un gesto de poder utilizado desde la Antigüedad: levantando la mano derecha con los dedos anular y meñique flexionados.
Museo Nacional del Prado, Madrid
52 - Pedro Berruguete
Santo Domingo y los albigenses
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
En esta “prueba del fuego”, una modalidad de ordalía, vemos cómo, milagrosamente, el libro de santo Domingo se eleva incólume por los aires, mientras los manuscritos heréticos de los doctores albigenses son consumidos por las llamas. El episodio se remonta a la época de mayor expansión de la herejía cátara o albigense, pero, en realidad, alude a la lucha de la Inquisición contra los falsos conversos, los nuevos herejes del siglo XV.
Museo Nacional del Prado, Madrid
53 - Pedro Berruguete
Santo Domingo de Guzmán
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Además del tradicional libro abierto del que sale un ramo de lirios, símbolo de la pureza, esta efigie de santo Domingo presenta dos rasgos inusuales: la inscripción “enquesidor” en el nimbo y la acción de alancear una raposa, metáfora de los herejes. Con ellos Berruguete, inspirado por Torquemada, transformó al santo en un adalid de la Inquisición.
Museo Nacional del Prado, Madrid
54 - Pedro Berruguete
Aparición de la Virgen a una comunidad de dominicos
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Según cuentan algunas historias de la orden dominica, la Virgen salvó del acoso del diablo a diferentes frailes. A esta protección mariana alude la escena, en la que la Virgen, rodeada de ángeles músicos, se aparece a una comunidad durante el rezo de la Salve mientras un demonio amarillo, alado pero de apariencia antropomorfa, amenaza a uno de sus miembros.
Museo Nacional del Prado, Madrid
55 - Pedro Berruguete
Tratado del Alborayque
s.l., s.n., s.a.
Entalladura
Concebido para difamar a los conversos, este panfleto anónimo tuvo gran difusión en Castilla desde finales de siglo XV. Lo encabeza la imagen de un monstruoso animal híbrido, con cuerpo de burro, cara de caballo, ojos de hombre, orejas de lebrel, cola de serpiente y una mezcla de pies de diversos seres (hombre, equino, león y águila). Desde la óptica de los cristianos viejos, la hibridez corporal era una metáfora de la naturaleza judaizante del converso. Un icono de la perfidia conversa y de su sangre impura.
COLECCIÓN “BIBLIOTECA DE BARCARROTA”
BIBLIOTECA DE EXTREMADURA, BADAJOZ
56 - Pedro Berruguete (act. en Castilla)
Retablo de San Pedro Mártir
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Los tres retablos instalados en la cabecera de la iglesia de Santo Tomás de Ávila –el central conservado in situ; los laterales aquí expuestos– presentaban una composición similar: una tabla central, con la imagen del santo titular de cada conjunto, flanqueada por cuatro tablas laterales, dos a cada lado, dedicadas a episodios hagiográficos que inciden en el poder sobrenatural del personaje y en su defensa de la ortodoxia cristiana. Torquemada estableció lazos con el pasado, proyectando una mirada retrospectiva en la historia de su propia Orden con el fin de legitimar su acción al frente del Santo Tribunal.
Museo Nacional del Prado, Madrid
57 - Pedro Berruguete
Sambenitos con sentencias de la Inquisición
h. 1550. Pintura sobre lienzo
Estos sambenitos son uno de los escasos ejemplos conservados de los letreros que la Inquisición ordenó colgar a perpetuidad en las iglesias con el nombre, la pena y el castigo de los condenados en los autos de fe. Proceden de Coruña del Conde (Burgos) y se refieren a conversos procesados entre 1490 y 1509 bajo la acusación de ser “herejes apóstatas judaizantes”. El primero, con la cabeza de un lobo de cuya boca abierta sale fuego, símbolo de la herejía, pertenece a un “maestre Juan”, cirujano, quemado en 1490.
Parroquia de San Martín de Tours, Coruña del Conde (Burgos)
58 - Pedro Berruguete
San Pedro Mártir en oración
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Ante un crucifijo, el santo se lamenta de los sufrimientos padecidos por su defensa de la fe, a lo que Jesús le responde que él también se sacrificó por el mismo motivo. La escena se inspira en los modos de oración propugnados por santo Domingo, pero también alude al acoso de los herejes y a la inevitabilidad del martirio.
Museo Nacional del Prado, Madrid
59 - Pedro Berruguete
El milagro de la nube
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
En medio de una predicación contra los herejes, y respondiendo al desafío de uno de sus obispos, Pedro de Verona consigue milagrosamente que una nube acabe con la sofocante canícula que azota a los asistentes. Un testimonio del triunfo de la fe verdadera, paralelo a la prueba de fuego representada en el retablo dedicado a santo Domingo.
Museo Nacional del Prado, Madrid
60 - Pedro Berruguete (act. a Castella)
San Pedro Mártir
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Con su muerte a manos de unos herejes en 1252, Pedro de Verona se convirtió en la prefiguración de otros inquisidores asesinados. Aquí le vemos representado con su elocuente e impactante iconografía habitual: cuchillo hendido en la cabeza, punta de puñal asomando por el pecho, palma de tres coronas y libro abierto con las primeras letras del Credo.
Museo Nacional del Prado, Madrid
61 - Pedro Berruguete
La muerte de san Pedro Mártir
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
El santo y su acompañante, fray Domenico, son asesinados mientras viajan de Como a Milán. Antes de morir, Pedro de Verona escribe las primeras palabras del Credo en el suelo. Los espectadores de la época debieron de asociar esta escena de martirio con acontecimientos recientes, como la muerte en 1485 del inquisidor Pedro de Arbués en Zaragoza a manos de algunos conversos y judíos.
Museo Nacional del Prado, Madrid
62 - Pedro Berruguete
La adoración del sepulcro de san Pedro Mártir
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Los enfermos, entre ellos un ciego, son sanados gracias a la virtus que emana de la tumba del santo. Incluso la lámpara se enciende milagrosamente por un rayo de luz que traspasa la ventana. Dos manifestaciones del poder taumatúrgico de las reliquias del santo y, por lo tanto, del carácter celestial de san Pedro Mártir.
Museo Nacional del Prado, Madrid
63 - Monogramista HA
Crucifixión del Santo Niño de La Guardia, en Rodrigo de Yepes,
Historia de la muerte y gloryoso martyrio del Sancto Innocente...
Madrid, 1583, fol. 1
Entalladura
Aunque fue un caso de enorme impacto social, y uno de los hechos que dio el impulso definitivo a la expulsión de los judíos de España en 1492, no conocemos imagen alguna de la historia del Niño de La Guardia de antes de mediados del siglo XVI. En este grabado tenemos una curiosa representación del niño: las alas de su espalda y extremidades le asemejan a Cupido mientras la gran cruz que sostiene deriva de la iconografía del Niño Jesús resurrecto.
Biblioteca Nacional de España, Madrid
64 - Anónimo castellano
Martirio del Santo Niño de La Guardia
dp. 1590. Óleo sobre tabla
Encontramos otra forma de representar a judíos y conversos infanticidas en esta sencilla tabla de pequeño tamaño y origen incierto. Similar en composición a la estampa del libro de Yepes, y posiblemente posterior, vemos en ella al Niño de La Guardia crucificado rodeado de siete sayones. Pese al estado de conservación de la tabla, aún es posible leer fragmentos de las inscripciones que originalmente identificaban las figuras con los nombres y apellidos de los condenados por el supuesto asesinato del niño.
Archivo Histórico Nacional, Madrid
65 - Pedro Berruguete (act. en Castilla)
Auto de fe presidido por santo Domingo de Guzmán
h. 1491-99. Óleo sobre tabla
Ante un tribunal de la Inquisición se desarrolla el juicio a cinco conversos: dos de ellos son quemados vivos; otros tres llevan sambenitos amarillos, corozas decoradas con llamas y letreros (“condenado eretico”). La terrible escena, procedente de Santo Tomás de Ávila, fue encargada como rememoración ejemplar de los autos de fe celebrados para purgar a los cristianos del judaísmo. Realizada en una fecha próxima a la expulsión de los judíos en 1492, esta pintura es un triste recordatorio del activo papel que desempeñaron las imágenes en la polémica religiosa y social que se vivió en España a fines de la Edad Media.
Museo Nacional del Prado, Madrid
66 - Pedro Berruguete (act. en Castilla)
Cristo en la cruz
h. 1493-98. Óleo sobre tabla
El uso de las imágenes por parte de Tomás de Torquemada tiene otro testimonio en esta pintura encargada para el convento de Santa Cruz de Segovia, donde presidió el desaparecido retablo de la antecapilla de la Santa Cueva. La Crucifixión de Cristo no fue solo un elemento esencial en las prácticas meditativas de los frailes, sino que centró el debate religioso por constituir la espoleta de la escisión entre judíos y cristianos. De ahí su destacado papel en los discursos antijudíos.
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SEGOVIA (EN DÉPOSITO EN EL MUSEO DE SEGOVIA)
67 - Gil Morlanes el Viejo (act. en Aragón)
Estatua yacente de Pedro de Arbués
h. 1487-90. Alabastro
Pedro de Arbués, inquisidor de Aragón, fue considerado un mártir de la Inquisición a causa de su asesinato a manos de judíos y conversos en 1485. En un acto de devoción intencionada, los Reyes Católicos encargaron un gran monumento fúnebre-relicario levantado en el crucero de la catedral de Zaragoza, del que procede esta estatua. Durante décadas, a su alrededor se oficiaron autos de fe y se colgaron los sambenitos y letreros de los condenados. Una apabullante escenografía concebida para la exaltación y memoria del mártir, pero también para proclamar la infamia conversa.
Catedral del Salvador (La Seo). Museo de Tapices. Excelentísimo Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Saragossa
68 - Pedro Millán (act. en Sevilla)
Cristo atado a la columna
h. 1487. Madera policromada
Una de las visiones que la beata María de Ajofrín contó a su confesor en 1488 fue la de cómo se le apareció Cristo atado a la columna. Tras mostrarle la espalda ensangrentada, le comunicó que seguiría siendo torturado mientras existiesen herejes (es decir, cristianos judaizantes) y le pidió que transmitiera este mensaje a los inquisidores. En un ambiente de sospechas y ansiedades, cualquier imagen devocional pudo asumir el carácter de icono anticonverso por el mero hecho de rememorar los sufrimientos de Cristo.
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SEGOVIA (EN DÉPOSITO EN EL MUSEO DE SEGOVIA)