Curación de un joven ciego
En 1602, el noble español Juan Enríquez de Herrera dedicó una capilla de la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma al santo franciscano Diego de Alcalá. La decoración mural, con escenas de la vida del santo, fue encomendada al gran pintor boloñés Annibale Carracci. En el año 1604 este maestro inició el diseño de todos los cartones preparatorios, pero enfermó cuando dirigía personalmente los trabajos «in situ». El trabajo fue acabado por sus colaboradores, entre los que estaban Giovanni Lanfranco, Sisto Badalocchio y Francesco Albani. A mediados del siglo XIX los frescos se arrancaron y se traspasaron a lienzo y ahora se encuentran repartidos entre el Museu Nacional d'Art de Catalunya y el Museo del Prado.
1605 – anterior a marzo de 1606
301,5 x 252,7 x 3,6 cm
Depósito de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, 1902; ingreso, 1906
005675-000