Una serie de recipientes, metálicos y de barro, están dispuestos sobre un alféizar. El otro protagonista es la luz, que hace aparecer los objetos de la negrura del fondo, modela los volúmenes y contrasta sus colores. Una composición pictórica que respira serenidad y silencio, donde el tiempo está detenido, y con un significado conceptual que nos traslada a experiencias como las que propone el arte de vanguardia. Es un ejemplo del género de la naturaleza muerta en la pintura del Siglo de Oro español y también del gusto por lo esencial en el arte de Zurbarán.
Cuatro membrillos de tamaño natural destacan sobre el fondo negro, mientras un foco de luz modela, desde la izquierda, la fruta, que refleja su color dorado en el borde del metal del plato que la acoge. Debajo a la derecha, en primer término, una tela blanca. El lienzo original está reentelado y los estudios radiográficos llevan a pensar que un día se recortó de otra tela más grande para convertir-la en un cuadro independiente. Quizás se tratara de un detalle de una escena religiosa de interior doméstico con un plato de fruta que aludía a la Redención, frecuente en la producción de Zurbarán. Hay discrepancias sobre la cronología. La factura pictórica y la composición sitúan la tela cerca de los años treinta del siglo XVII, aunque también se podría relacionar con las obras de la última etapa del artista.
La Inmaculada Concepción representa a María como único ser mortal que se libró del pecado original. Este es un argumento doctrinal católico de larga tradición, muy representado en la pintura española del Siglo de Oro. María aparece de pie sobre cinco querubines que ocupan media luna. Luce un collar con el anagrama A[ve] M[aría], mientras una multitud de estrellas y de angelitos se confunden en medio de las nubes en la aureola que le rodea la cabeza. A los lados hay dos ángeles con lirios, rosas (atributos de pureza) y tablas con inscripciones del "Cantar de los cantares". A los lados, aparecen dos colegiales y símbolos que se atribuyen a María: Espejo sin mancha, Escala de Jacob, Puerta del cielo y Estrella de la mañana. Zurbarán hizo varias versiones de este tema, pero ésta es, sin duda, la mejor.
Aquesta obra forma part de l'exposició "Diàlegs intrusos". Visita'n l'itinerari virtual a l'app Second Canvas.