Mostrando 1 - 2 de 2
Pintura
Como la mayoría de las naturalezas muertas, la disposición de la cesta y los frutos parece casual, pero la composición está estudiada. Hay dos factores que inciden. Uno es relativamente habitual: una cesta que domina el eje del cuadro. El otro es más innovador: un fondo oscuro que contrasta con la fuerte iluminación y el color de la fruta y las hojas. Por las características formales, la obra se consideró pintada en Sevilla en la década de los años 40 del siglo XVII. La atribución a Juan de Zurbarán se basa en las enormes analogías de este cuadro con otra naturaleza muerta conservada en Finlandia, una de las únicas tres obras firmadas por el artista.