Tal vez en ningún otro momento de la historia los artistas se hayan ocupado tanto de autorretratarse como en la modernidad. A través de un peinado o una indumentaria más o menos excéntricos, que pronto se convertirán en tópicos, el artista moderno muestra a la sociedad su individualismo rebelde, a veces dandy, otras bohemio. Pero más significativo aun los muchos retratos de personajes que forman los círculos más íntimos del artista: poetas y escritores que, ejerciendo en periódicos y revistas la crítica de arte, se convertirán en un instrumento esencial de integración del arte moderno en la sociedad de masas.