Mientras que en las jerarquías antiguas el paisaje ocupaba un lugar secundario, en la segunda mitad del siglo XIX se convierte en el principal género pictórico. Por un lado, como sinónimo de realismo y, por otro, como imagen de la libertad del artista que, abandonada la academia, pinta sin constricciones en plein air, ‘al aire libre’. Pero este es también un terreno en el que la competencia con la fotografía se manifiesta en la reiteración de temas y recursos formales… El pictorialismo, corriente fotográfica que se propuso «elevar» la fotografía a la categoría de arte, tenía en los paisajes nublosos y los contraluces sus temas principales.