HAMADA/
ARTIGAS


 
Comisariado:
Ricard Bru

Los colores del fuego

Hamada Shōji y Josep Llorens Artigas están considerados dos grandes maestros de la cerámica del siglo xx. Aunque la trayectoria y la obra de ambos fueron distintas, el respeto y la admiración mutuos nos permiten presentar por primera vez en esta exposición una historia de fascinación compartida. Ambos coincidían en la búsqueda del sentido innato de la belleza y en atribuir a una tradición anónima y a las intuiciones el origen de sus obras: cerámicas esmaltadas y policromadas con los colores del fuego y de la ceniza. Por otra parte, la amistad y el reconocimiento entre Hamada y Artigas son a la vez el reflejo de unas relaciones artísticas inéditas vividas entre Cataluña y Japón a mediados del siglo xx. Esta exposición, por tanto, además de ser un homenaje a estos dos grandes ceramistas, abre también una puerta a descubrir puentes de unión y la atracción fructífera entre dos culturas, entre el arte popular japonés y los artistas catalanes.

Josep
Llorens
Artigas

1890-1980

«La forma es el apoyo del esmalte, y es en el esmalte donde cifro toda mi capacidad creativa.»

Josep Llorens Artigas (1892-1980) está considerado uno de los grandes ceramistas de la Europa del siglo xx. Artigas firmaba sus cerámicas —a veces incluso las bautizaba con nombres poéticos y sugerentes— y recurrió a formas universales y atemporales al modelarlas, siempre con colores distintos y originales. La trayectoria en solitario de Artigas, forjada en los talleres de París, Barcelona y Gallifa, y la colaboración con artistas de renombre como Raoul Dufy y Joan Miró, fue reconocida en los principales museos y salas de exposiciones del mundo.

Hamada
Shōji

1892-1978

«Lo importante no es el nombre, sino que la cerámica sea buena.»

Hamada Shōji (1894-1978) está considerado uno de los ceramistas japoneses más destacados del siglo xx. Declarado Propiedad Cultural Importante e Intangible (Tesoro Nacional Viviente) por el gobierno de Japón en 1955, Hamada fue uno de los principales fundadores del movimiento mingei y una figura clave en la recuperación de los valores de la tradición cerámica japonesa. Hamada trabajaba y moldeaba las piezas con un torno de mano, repetía formas y utilizaba un número reducido de esmaltes que producía en grandes cantidades. Asimismo, la honestidad y la humildad con la que trabajaba le llevaron a no firmar nunca sus piezas. Las cerámicas de Hamada eran fruto de la experiencia y de una tradición artesanal compartida, y también fruto del gran dominio de los esmaltes, el fuego y la tierra.

Mas
el Racó

Arte y naturaleza

La sede de la Fundación Josep Llorens Artigas la construyó en 1989 su hijo Joan Gardy Artigas en memoria del padre. Está concebida para recordar su obra y su trabajo, y para fomentar las vocaciones artísticas así como la educación, la cultura y las artes. El arquitecto norteamericano Bruce Graham proyectó su edificio, pensado para desarrollar todo tipo de trabajos artísticos: cerámica, escultura, grabado o pintura.

Josep Llorens Artigas en el taller.


Testimonios
de una amistad

Cataluña/Japón

«Entre artistas, si no son amigos, es imposible trabajar juntos.»

Joan Gardy Artigas

Artigas y Hamada se conocieron en Inglaterra en 1952 y volvieron a coincidir una década más tarde, esta vez en Japón, con ocasión de la boda de Joan Gardy Artigas (hijo de Llorens Artigas) con Ishikawa Mako. Durante los años sesenta se reencontraron tanto en Tokio y Mashiko como en Gallifa y París.

A partir de entonces, la relación personal se intensificó hasta el punto de que el horno construido por los Artigas en Gallifa (Barcelona) en 1963 se realizó a partir del estudio del horno que Hamada tenía en la población japonesa de Mashiko. En este horno se cocieron muchas de las piezas de Artigas y algunas de las obras realizadas en colaboración con Joan Miró.

«En los hornos japoneses la llama toca la pieza, y así la calidad de los esmaltes se altera.»

Joan Gardy Artigas

La belleza del azar

La cerámica japonesa en Cataluña

El movimiento mingei en Cataluña

En 1952 Josep Llorens Artigas conoció en Inglaterra al ceramista Hamada Shōji, fundador, junto a Bernard Leach y Yanagi Soetsu, del movimiento mingei. Este movimiento, surgido hacia la década de 1920 para preservar y reivindicar la artesanía popular japonesa, promulgaba la belleza estética, honesta y funcional de los objetos cotidianos, defendiendo las tradiciones artesanales anónimas y compartidas por el pueblo. A través de Hamada, Leach, Yanagi y Kawai Kanjiro, artistas catalanes como Llorens Artigas, Eudald Serra y Joan Miró tuvieron acceso al espíritu del movimiento mingei. No en vano, en 1950 Barcelona acogió una de las primeras exposiciones de arte popular japonés celebradas en Europa.

Eudald Serra

En los años en que el escultor Eudald Serra (1911-2002) vivió en Japón, entre 1935 y 1948, fueron clave para la difusión del movimiento mingei y la obra de Hamada Shōji en Cataluña. En Japón, Serra se inició en el arte de la cerámica y, de regreso a Barcelona, ​​a partir de 1950 empezó a difundir la cerámica y el arte popular japoneses. Dos años más tarde, Artigas y Serra se unieron para crear las cerámicas AR-SE (1952-1955), un proyecto para acercarse de manera creativa a la práctica promovida por el movimiento mingei: cerámicas utilitarias y de bajo coste que , sin convertirse en objetos de alarde, permitieran acercar la belleza a la cotidianidad.

Joan Miró

Artigas y Miró tenían una visión de la creación artística con muchos puntos de contacto. Además de compartir la admiración por la estética japonesa, también había una forma común de pensar, mirar y sentir el arte que se aproximaba a las tradiciones de Oriente; desde el gusto por la imperfección de la naturaleza y la armonía de los matices, hasta la estima hacia el accidente.

©Fundación Juan March

Joan Gardy Artigas

Joan Gardy Artigas (1938), hijo de Josep Llorens Artigas, inició su trayectoria como ceramista y escultor entre Gallifa y París. Interesado desde joven por la cerámica japonesa, en 1962 fue becado para viajar a Japón con el objetivo de conocer a Hamada Shōji y los hornos que tenía en Mashiko. Después de casarse con Ishikawa Mako ese mismo año, los nexos de unión de Gardy Artigas con Japón se consolidaron, y uno de los primeros resultados fue la construcción en el taller de Gallifa del horno llamado Mashiko, hecho a partir del estudio de los hornos de Hamada. En el horno Mashiko de Gallifa es donde se cocieron, entre otras, algunas de las grandes obras realizadas en colaboración con Miró.

CONTENIDO EXTRA

Visitas comentadas a las exposiciones

Educamos para la paz. Actividades para las escuelas

Actividades programadas en los centros cívicos de Barcelona

Propuestas exclusivas para los Amigos del Museu Nacional

Noche del Museu Nacional, 3 de julio