
Las pérdidas puntuales de policromía, que afortunadamente son de poca importancia, se reintegran con acuarelas, para facilitar la buena lectura visual de la obra.
Una vez barnizada la capa pictórica, se acaba de ajustar algún retoque puntual con pigmentos aglutinados con barniz.
Si desea profundizar en el estudio de la atribución de la obra a Maíno y en su restauración, consulte:
Francesc Quílez, Una nova atribució La conversió de sant Pau de Juan Bautista Maíno [2] (pdf).