
A lo largo de más de ochenta años de existencia de los laboratorios de conservación-restauración del Museo, se han aplicado diferentes criterios de intervención en los dorados, muchos de ellos obsoletos pero que forman parte de nuestra historia y que son todavía visibles en la colección. Actualmente, el equipo de especialistas aplicamos las metodologías de estudio documental, examen y análisis científica, así como también de restauración, más avanzadas y respetuosas con la obra de arte. Esto nos permite conocer, identificar y preservar los materiales utilizados en las decoraciones metálicas que han sufrido desgaste o corrosión y que a menudo se han alterado o, incluso, han desaparecido.
Tal como reflejan los contratos de algunas obras pictóricas medievales, los clientes pedían la técnica del dorado y los artistas la aplicaban en los lugares acordados. Las propiedades ópticas de reflejo de la luz que tiene el oro servían para llamar la atención en zonas con una fuerte carga simbólica, como los nimbos o aureolas de los personajes santos. Pero también se pretendía demostrar riqueza y prestigio con detalles dorados y superficies de aspecto brillante y trabajado, como los celajes o los fondos y con marcos de madera tallada, imitando a la orfebrería. Algunos de los recursos ornamentales más habituales de esta técnica eran las decoraciones en relieve dorado, las marcas con punzón, la aplicación de pintura sobre láminas de oro bruñido, el esgrafiado y la aplicación de lacas transparentes. Con estas técnicas se podía dar más verosimilitud a la representación de determinados objetos, como las piezas de metales preciosos o los bordados, las telas de terciopelo con brocados y otros tejidos lujosos.
No obstante, no siempre es oro todo lo que reluce… A lo largo de la historia también se han utilizado láminas de metales menos caros que el oro, especialmente de estaño y plata, con la intención de representar, por ejemplo, una armadura u otros objetos plateados. Otras veces, las láminas de estaño y plata se recubrían de un barniz amarillento llamado corladura, para simular oro a un coste más bajo: son bien conocidas las decoraciones metálicas en la pintura románica sobre madera. Recientemente hemos comprobado que, como ya indicaban los tratados antiguos, las láminas metálicas también se empleaban en la pintura mural románica. Hemos identificado restos de lámina metálica de estaño, probablemente recubierto de dicho barniz, en el nimbo cruciforme del Cristo de Sant Climent de Taüll, una de las obras maestras del Museo.
Todo esto es lo que podréis descubrir en la muestra gratuita Explorando el oro. Investigamos el dorado en las pinturas del museo, del 9/03/2017 al 18/06/2017.
Mireia Mestre
Jefa del Área de Restauración y Conservación Preventiva