A lo largo del siglo XIV se produjo un proceso de dialéctica y síntesis entre los dos grandes polos de la modernidad artística de Europa: por un lado París, el norte de Francia y los antiguos Países Bajos, y por el otro el ámbito centroitaliano, en especial la Toscana. Alrededor del 1400 este proceso cristalizó en un nuevo código estético que, aunque se formuló en primera instancia en un ámbito francés y «franco-flamenco», se nutrió también de otras aportaciones internacionales. El dinamismo artístico del área franco-flamenca se unía a la política de mecenazgo y de prestigio de los Valois, la casa reinante en Francia, lo que explica el éxito de un modelo cultural que seduciría a muchos otros príncipes y señores europeos.
Cataluña se incorporó decididamente a este circuito del internacionalismo, y muy pronto reinterpretó con originalidad una corriente estilística en la que se combinaban, en un peculiar equilibrio, la filigrana y la observación de la naturaleza, la elegancia y la expresión, el lujo material y la habilidad del arte. El fruto de estas experiencias constituye uno de los momentos más plurales e intensos en la historia del arte catalán. Tanto es así que hoy en día los nombres de Lluís Borrassà, Rafael Destorrents, Pere Joan o Bernat Martorell forman parte del canon del arte europeo medieval.
Redactado por los conservadores del Área de Arte Gótico del MNAC y por diversos especialistas externos, el catálogo incluye, además de las entradas dedicadas a las piezas y los conjuntos expuestos, una serie de estudios que plantean un estado de la cuestión y nuevas perspectivas sobre esta etapa del arte catalán, iluminando los múltiples lazos que lo unen con su contexto europeo. Concluyen el libro los estudios técnicos, uno de ellos dedicado a los bordados del frontal y el terno de san Jorge de la capilla del Palau de la Generalitat.
Joan Domenge, M. Rosa Terés, Marià Carbonell Buades, Luz Morata, Carme Masdeu, Núria Oriols i Núria Prat
2012
978-84-8043-249-8
280
rústica