Trena, de la artista Laia Estruch (Barcelona, 1981), es una escultura de grandes dimensiones que podría evocar el aparato circulatorio del edificio del Museo. Una estructura performativa que nos invita a formar parte de su cuerpo. Debemos entrar en ella, como si fuéramos el flujo sanguíneo del Museo, para vivirla desde la experiencia.

La idea principal de Trena es que sea un espacio habitable por el cuerpo y la voz; las personas que la cruzan activan la escultura. Una vez dentro del circuito, pueden ser escuchadas, vistas y atravesadas de forma constante por el sonido que se genera dentro y fuera de la pieza.

Trena transforma el espacio que la rodea, la Sala Oval, y se activa con la interacción física y sonora. Con ella, la artista experimenta y reflexiona sobre los límites de los espacios públicos y privados, sus estructuras físicas y el papel que desempeñan en la vida cotidiana.

Entre la escultura y la performance, la obra de Laia Estruch se sumerge en el lenguaje del cuerpo y la voz para encontrar nuevas formas de trabajar la oralidad y la escucha. La artista diseña estructuras concebidas como laboratorios abiertos al público, espacios de experimentación sonora que llevan al cuerpo y a la palabra al terreno de la acción.

Trena se activa cada hora en punto con una pieza musical de 2 m 10 s de duración, producida en colaboración con Xavi Lloses.