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A finales de los años 60, las revoluciones sociales, políticas y culturales que invadieron Europa y los Estados Unidos –el Mayo del 68 en París, la Primavera de Praga, las revueltas de Londres, así como las múltiples manifestaciones pacifistas y por los derechos humanos que tuvieron lugar en distintas ciudades americanas- impactaron e influyeron notablemente en toda una generación. En Cataluña, a pesar de la dictadura franquista, se consolidan unos anhelos de libertad y una voluntad de apertura hacia el exterior. El objetivo de esa generación era llevar a cabo la revolución desde un punto de vista cultural y existencial como sugiere Liberxina/90, el film de Carlos Duran censurado por el franquismo que de forma simbólica da nombre a esta exposición.
El arte reflejó estos ideales de emancipación y, al mismo tiempo, se convirtió en uno de los agentes de cambio y de transformación de los valores tradicionales. De forma estimulante y heterogenia, convivieron las manifestaciones de la cultura pop con propuestas fílmicas de vanguardia situadas en el entorno de los creadores de la Escuela de Barcelona y otros grupos que nos permiten hablar, no de prácticas artísticas, sino de comportamientos. Este es el caso del grupo que convivía en la urbanización El Maduixer, del grupo de París o de algunos de los miembros que, ya entrados los años 70, serán los pioneros del arte conceptual. Nos acercan a unos años que claramente se convierten en la semilla de todo lo que estallará con fuerza durante las siguientes décadas.
En la segunda mitad de la década de los 60, el empuje de una generación juvenil y rupturista fusiona la música, el diseño, la arquitectura, las bellas artes, el cómic y el arte experimental con el individualismo y la nueva conciencia de comunidad. La fascinación y la crítica del consumo y la banalidad, el rechazo del capitalismo y de la política representada por el imperialismo capitalista o el inicio de una conciencia feminista son temas clave dentro de una confusión asumida.
La rebelión beat y su expansión psicodélica posterior están presentes también en el arte del momento. Si las drogas, según Adolf Huxley, abrían «las puertas de la percepción», el arte ofrecía la posibilidad de transcender la individualidad y fusionarse con el mundo y con el otro. Los espacios alucinantes, festivos y alegres, ya fueran virtuales (pintura) o reales (discotecas o fábricas) desbordaban imaginación y sensualidad.
La generación de cineastas y fotógrafos surgida a finales de la década de los 50 no solo apostó por nuevas formas de plantear las ópticas fotográficas y cinematográficas, sino que, bien entrados los 60, sus temáticas se vieron claramente influenciadas por los anhelos de libertad y revolución. También el erotismo, la provocación y el azar configuraron un atajo innovador con el objetivo de acercarse a la realidad y a la subjetividad: escenarios urbanos, geografía cotidiana y escenas intimistas ensayaban una nueva sensibilidad.
La casa de Jordi Galí y Silvia Gubern en la urbanización El Maduixer fue un espacio de confluencia y, sobre todo, de convivencia. Con ellos, Antoni Llena, Àngel Jové y Albert Porta (Zush) compartieron influencias e intereses culturales a través del arte, la literatura, la música y el ocio. Desde la autonomía y la diferencia exploraron nuevas experiencias creativas. En los trabajos de aquella época se percibe la semilla conceptual que los acompañará a lo largo de su carrera, constatando que su práctica artística es una manera de entender la vida.
La práctica artística se piensa como comportamiento y apunta hacía una desmaterialización del objeto. A través de acciones individuales y colectivas se incluye al espectador en el desarrollo de la acción. Se establecen nuevas categorías a fin de pensar la propuesta artística más allá del objeto finalizado. Asumiendo que el arte siempre ha sido conceptual, se busca un trabajo en el que es más importante la idea de proceso y experiencia que el objeto contemplativo. Se pone en crisis al sujeto buscando que la propia participación altere tanto al artista como al espectador.