Paisaje nevado
Nonell pasó el verano de 1896 en un balneario de Caldes de Boí. En Boí el artista cierra una etapa dedicada al paisaje y abre otra en que la figura humana ya es la protagonista, inclinándose especialmente por los seres socialmente más marginales y grotescos: cretinos, gitanas, viejos, mendigos... A pesar de que pintó algún paisaje como los que había realizado en Barcelona, lo más destacable de aquel momento son los dibujos protagonizados por cretinos en que por primera vez se manifiesta la personalidad singular y potente de Nonell.
Teniendo en cuenta que este dibujo es a tinta y con lápiz de colores, podemos aventurar que Nonell lo hizo a su vuelta a Barcelona, a partir de los esbozos que había hecho en Boí, a lápiz. En esta versión definitiva de una cretina con su hijo en un paisaje nevado, enmarcado por la iglesia románica de Sant Pere d’Escunyau, en el valle de Arán, se pone de manifiesto muy especialmente la influencia de la estampa japonesa.
Esta obra está seleccionada para el proyecto «Partage Plus – Digitising and Enabling Art Nouveau for Europeana»
Museu Nacional d'Art de Catalunya | Paisatge nevat
Adquisición, 1969